El fenómeno alerta sobre la salud de la segunda selva tropical más grande del mundo y su capacidad para contrarrestar gases de efecto invernadero relacionados con el cambio climático
Investigadores determinaron que los árboles en la cuenca del Congo de África central están perdiendo su capacidad de absorber dióxido de carbono, lo que genera alarmas sobre la salud de la segunda selva tropical más grande del mundo y su capacidad para almacenar gases de efecto invernadero relacionados con el cambio climático.
El estudio, que fue publicado en la revista Nature, descubrió que algunos sitios en la cuenca del Congo mostraron signos de absorción de carbono debilitado ya en 2010, lo que sugiere que este proceso en África puede haber estado en marcha durante ya al menos una década.
Se cree que el aumento del calor y la sequía están frenando el crecimiento de los árboles en la selva tropical africana, un fenómeno que ya se viene observando y estudiando en la Amazonia.
El estudio fue publicado en la revista Nature y da cuenta de cómo afecta el cambio climático a la selva del Congo (Shuterstock)
Los nuevos datos proporcionan la primera evidencia a gran escala de que las selvas tropicales de todo el mundo que no han sido afectadas por la tala u otras actividades humanas están perdiendo su potencia para combatir el cambio climático.
La investigación predice que para 2030 la jungla africana absorberá un 14 por ciento menos de dióxido de carbono que hace 10 ó 15 años. Para 2035, los árboles amazónicos no absorberán dióxido de carbono en absoluto.
A mediados de siglo, los bosques tropicales sin talar restantes en África, el Amazonas y Asia liberarán más dióxido de carbono del que absorben.
Los bosques tropicales “se sumarán al problema del cambio climático, en lugar de mitigarlos”, analizó Simon Lewis, ecologista de la Universidad de Leeds de Inglaterra y uno de los coautores del artículo.
Para 2030 la jungla africana absorberá un 14 por ciento menos de dióxido de carbono que hace 10 o 15 años (Shuterstock)
Los resultados muestran que a menos que las naciones aceleren los esfuerzos para contrarrestar el cambio climático, las temperaturas aumentarán aún más rápido de lo previsto. “La Tierra es más sensible a las emisiones de dióxido de carbono de lo que pensábamos”, vaticinó Lewis.
Los hallazgos contradicen los modelos utilizados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático y los gobiernos de todo el mundo, que predijeron que la selva tropical de la cuenca del Congo continuaría absorbiendo carbono durante muchas décadas.
Los científicos han advertido durante décadas que el aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones podrían obstaculizar el sumidero de carbono tropical o la absorción de dióxido de carbono por parte de los bosques tropicales.
Los investigadores estiman que en la década de 1990, el 17 por ciento del dióxido de carbono despedido por las chimeneas y los tubos de escape fue absorbido por selvas tropicales en lugar de acumularse en la atmósfera, desacelerando el cambio climático. Hoy en día esa cifra se redujo a sólo el 6 por ciento.
El aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones podrían obstaculizar el sumidero de carbono tropical o la absorción de dióxido de carbono por parte de los bosques tropicales (Shuterstock)
La investigación de la cuenca del Congo llevó más de una década de trabajo, y requirió viajes en canoas, en motocicleta y a pie a algunas de las selvas más inaccesibles del mundo, y la medición del nivel de carbono en decenas de miles de árboles a mano. “Este estudio ha sido un gran esfuerzo”, afirmó Wannes Hubau, ecólogo forestal del Museo de África en Bruselas y coautor del artículo.
El nuevo paper científico de Nature combina el trabajo de investigadores y asistentes de campo que estudiaron 135,625 árboles en 244 parcelas africanas en 11 países con datos que, en algunos casos, se remontan a la década de 1960.Concluye que, en promedio, los árboles africanos absorbieron la misma cantidad de dióxido de carbono durante dos décadas hasta 2014. Pero un subconjunto de árboles comenzó a perder su capacidad de absorber carbono a partir de 2010.
Un acre típico de la selva africana acumula 544 kilogramos adicionales de madera cada año, lo que equivale a aproximadamente la mitad de un cordón de leña. Al igual que sus contrapartes amazónicas, los bosques africanos parecen beneficiarse de la fertilización con dióxido de carbono: crecen más rápidamente a medida que aumenta la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera.
Los científicos estudiaron 135,625 árboles en 244 parcelas africanas en 11 países con datos que, en algunos casos, se remontan a la década de 1960 (Shuterstock)
Pero las temperaturas más altas y el aumento de la sequía, ambos perjudiciales para el crecimiento de los árboles, están erosionando los beneficios de la fertilización con carbono, según el nuevo estudio.
Lewis, Hubau y una larga lista de científicos se valieron de los registros africanos, combinados con una base de datos comparable ya disponible en la Amazonia, para descubrir los factores que influyen en la salud del sumidero de carbono tropical y predecir su futuro.
Los investigadores ya han documentado una reducción en la absorción de carbono en la selva amazónica. En un artículo de 2015 publicado también en Nature, los científicos descubrieron que la selva intacta del Amazonas absorbió un 30 por ciento menos de carbono en la década de 2000 que en la de 1990. El nuevo estudio encuentra que África está rezagada solo 10 o 20 años detrás del Amazonas. Hubau cree que “los bosques de África central son más fríos que los de la Amazonia, un factor que ha retrasado el impacto del aumento de las temperaturas”.
Imágenes de satélite han revelado que el otrora colosal iceberg A-68A se ha roto y podría indicar el final de la amenaza ambiental para las islas Georgia del Sur.
Imágenes de satélite han revelado que el otrora colosal iceberg A-68A se ha roto en varios pedazos. Podría indicar el final de la amenaza ambiental de la A-68A para las Georgia del Sur.
Uno de los icebergs más grandes de todos los tiempos, el A-68A se desprendió de la plataforma de hielo Larsen-C en 2017 y ha sido monitoreado de cerca en los últimos meses mientras se acercaba peligrosamente a la isla de Georgia del Sur en el Atlántico Sur.
La posición cercana del iceberg a la isla remota generó temores de que se anclaría a la costa e impactaría el frágil ecosistema que prospera alrededor de la isla, a través del raspado del lecho marino o la liberación de agua dulce fría en el océano circundante.
Imágenes de satélite han revelado que el otrora colosal iceberg A-68A se ha roto en varios pedazos. Podría indicar el final de la amenaza ambiental de la A-68A para Georgia del Sur (DPA).
En diciembre de 2020, el iceberg cambió de dirección, ya que las corrientes de la superficie del océano dirigidas por la batimetría del fondo del mar lo desviaron en dirección sureste lejos de la isla, perdiendo una gran cantidad de hielo en el proceso.
Las imágenes, capturadas por la flota de satélites Copernicus, han trazado el proceso del A-68A en su viaje a lo largo de los últimos tres años. Los últimos datos provenientes de la misión de radar Copernicus Sentinel-1 muestran que el iceberg sufrió más daños en 2021 cuando un nuevo iceberg se desprendió de la A-68A la semana pasada.
La losa más pequeña, rápidamente nombrada A-68G por el Centro Nacional de Hielo de EE.UU., mide aproximadamente 53 km de longitud y alrededor de 18 km en su punto más ancho.
Nuevo bloque desprendido del iceberg A68A (DPA).
Poco después, se desarrolló una gran grieta donde A-68G se desprendió, lo que resultó en el desprendimiento casi inmediato de dos icebergs adicionales: A-68H (alrededor de 20 km de largo y 9 km de ancho) y A-68I (alrededor de 30 km de largo y 5 km de ancho en su punto más ancho), informa la ESA.
Los icebergs antárticos se nombran a partir del cuadrante antártico en el que fueron avistados originalmente, luego un número secuencial, luego, si el iceberg se rompe, una letra secuencial.
Un grupo de pingüinos subidos a uno de los trozos del iceberg (REUTERS).
El iceberg principal A-68A, que alguna vez fue el más grande del mundo, ahora mide solo unos 60 km de largo con un ancho máximo de 22 km. El grupo colectivo de icebergs parece estar separándose, con la A-68H moviéndose hacia el norte, aproximadamente a 130 km de Georgia del Sur.
El iceberg principal A-68A parece moverse hacia el sur y actualmente se encuentra a unos 225 km de Georgia del Sur. Este último evento de disgregación podría indicar que lo más probable es que los icebergs se alejen de la isla y ya no amenacen la vida silvestre de la isla.
Coca-Cola llevó adelante una jornada de intercambio con ciudadanos e instituciones interesados en la gestión de plásticos, con el objetivo de identificar barreras y oportunidades de soluciones compartidas.
Los envases de alimentos y bebidas son parte importante de nuestra vida moderna, pero también constituyen un problema para el mundo. En este escenario, existen algunas respuestas vinculadas al fortalecimiento de estrategias de Economía Circular que reflejan avances. Según un informe de la Fundación Ellen MacArthur y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), la reutilización de envases plásticos reciclados creció un 22% en el mundo entre 2018 y 2019.
Con el objetivo de activar la conversación sobre esta agenda en Argentina, y en el marco de su estrategia global #UnMundoSinResiduos, Coca-Cola Argentina abrió un diálogo virtual con referentes y actores involucrados en toda la cadena de valor de los envases plásticos y la economía circular en el país. La actividad tuvo el objetivo de intercambiar puntos de vista, identificar desafíos y soluciones articuladas para acelerar los avances de esta agenda.
La jornada contó con la participación de Mariale Álvarez, Directora de Asuntos Públicos, Comunicación y Sustentabilidad de Coca-Cola Argentina, quien reconoció: “Sabemos que hay un problema del que somos parte, por eso asumimos nuestra responsabilidad de contribuir a la solución. En Coca-Cola tenemos como meta reducir la cantidad de plástico virgen que usamos en nuestros envases. Buscamos incrementar la cantidad de contenido reciclado del actual 13% a un 50% en 2030 y recuperar y reciclar el equivalente al 100% de los envases que ponemos en el mercado para ese mismo año”.
Por parte del sector público, también dijo presente Sergio Federovisky, Secretario de Monitoreo y Control Ambiental en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, quien explicó: “Desde el Estado tenemos una responsabilidad superior de abordar este tema. Debemos establecer una autocrítica y un punto de partida. Y a partir de allí, gestionar para establecer políticas públicas. Porque cuando uno fija una política, fija metas, sanciones, y propósitos y objetivos a los cuales uno quiere llegar. No debemos discutir cómo los tratamos, sino cómo producimos menos residuos”, enfatizó.
Todos los sectores estuvieron representados. Entre ellos las empresas de reciclado y reconversión de envases, con la asistencia de Carlos Briones, gerente de ECOPEK; y Sergio Martin, director de Reciclar, quienes coincidieron en la importancia de una normativa que regule esta actividad. “En Argentina se recicla alrededor del 20% de los plásticos. Las botellas son recolectadas y tienen un circuito de reciclado bastante ágil pero lamentablemente no podemos elevar ese número por razones que nos exceden”, explicó Carlos Briones.
Coca-Cola Argentina abrió un diálogo virtual con referentes y actores involucrados en toda la cadena de valor de los envases plásticos y la economía circular en el país.
En tanto,Sergio Martín advirtió sobre la falta de educación, responsabilidad e inversión: “El reciclado es una de las tantas formas para dar solución al residuo, no es la única, pero es una alternativa que genera trabajo. Coca-Cola lo sabe porque apoya nuestro negocio desde el año 1990”, apuntó.
Además, Darío Panelo, CEO de la empresa de separación de residuos RSU Ambiental, comentó que junto con la consultora Unidad Com desarrollaron “Ruta Verde”, un proyecto que llevan adelante en alianza con Coca-Cola, sus embotelladores Coca-Cola FEMSA y Coca-Cola Andina e YPF, para recolectar y reciclar plástico PET en un circuito que une a ocho municipios del interior de la provincia de Buenos Aires. “En 2019 recuperamos 67 toneladas de plástico PET y en lo que va del 2020 estamos alcanzando las 120 toneladas, el doble”, señaló Panelo.
#UnMundoSinResiduos
En lo que respecta a la recolección de material reciclable en Argentina, Noelia Segovia, presidente de la Cooperativa Creando Conciencia, comentó: “Procesamos aproximadamente 9 toneladas diarias en nuestra planta. En 2019 logramos recuperar 91.480 kilos de PET y en el 2020 hemos procesado 102 toneladas hasta octubre. Es importante todas las políticas públicas que acompañen este tipo de proyecto, también la responsabilidad social empresaria y las campañas para poder reinsertar la mayor cantidad de plásticos”.
El activismo estuvo representado en la voz de Dafna Nudelman, quien afirmó: “Es súper importante destacar que el reciclado ya no es una solución viable para este problema. La economía circular necesita evitar el reciclado y que esto sea la última opción para mantener estos materiales valiosos y funcionales en el sistema de reúso. Hay que encontrar soluciones desde el diseño de los envases. Necesitamos ingenio y creatividad para que el sistema funcione”.
De esta manera, Coca-Cola Argentina comenzó un proceso de diálogo constructivo y escucha activa, el primer paso en la construcción de alianzas duraderas que brinden respuestas colectivas a problemáticas complejas a partir de la asociación con otros actores de la sociedad, como el sector público, las ONGs y los ciudadanos. En total, más de 80 personas participaron de la jornada de diálogo.
El compromiso de la compañía se enmarca en #UnMundoSinResiduos, un plan holístico, centrado en reducir el impacto a lo largo de todo el ciclo de vida del envase, desde su diseño hasta su recolección, reutilización y reciclado.
Se trata de una variación del Covid-19 que surgió en esos animales y que ya pasó a 12 personas. Matarán a todos los ejemplares que tiene el país
Dinamarca, primer productor mundial de piel de visón, sacrificará más de 15 millones de esos animales criados en su territorio. La decisión fue tomada por una mutación de Covid-19 que ya habría pasado a 12 personas, lo que significaría una amenaza para la eficacia de una futura vacuna contra la enfermedad.
“El virus mutado a través de los visones podría representar un riesgo de que futuras vacunas (contra el coronavirus) no funcionen como deberían“, declaró el miércoles la primera ministra Mette Frederiksen, durante una rueda de prensa con funcionarios de salud.
“Hay que sacrificar a todos los visones”, añadió, lo que representa entre 15 y 17 millones de animales.
La mutación de un virus es normal, y una mutación no significa que se comportará de manera diferente, según los científicos. Además, determinar las consecuencias concretas de una mutación es complejo.
Pero aunque esta mutación no agrava las complicaciones causadas por el coronavirus en el ser humano, las autoridades danesas consideran que se caracteriza por una menor eficacia de los anticuerpos humanos, lo que amenaza el desarrollo de una vacuna de coronavirus.
El lunes, las autoridades ya habían sacrificado más de 1,2 milón de visones. Foto EFE
“Seguir con la cría de estos visones supondría un riesgo muy elevado para la salud pública, tanto en Dinamarca como en el extranjero”, advirtió el responsable de la Autoridad Danesa de Control de Enfermedades Infecciosas (SSI), Kåre Mølbak.
El virus mutado que se encontró en visones “no responde tanto a los anticuerpos como el virus normal. Los anticuerpos siempre tienen un efecto, pero no tan eficaz”, afirmó.
Según el ministro de Salud, Magnus Heunicke, “las investigaciones han demostrado que las mutaciones pueden afectar los actuales proyectos para una vacuna contra el Covid-19”.
“Es una amenaza para el desarrollo de vacunas contra el coronavirus, por eso debemos llevar a cabo una campaña nacional”, insistió.
Esta mutación se identificó en cinco granjas. Los 12 casos de transmisión en humanos del virus fueron detectados en el norte de Jutlandia (oeste), donde se concentran la mayoría de criaderos. Sin embargo, ya no son portadores, según SSI.
Dinamarca es el mayor exportador mundial de pieles de visón, una actividad que ha hecho la fortuna de más de 1.000 granjas en el pequeño reino nórdico.
Después de que se detectaran los primeros casos de coronavirus en estos animales, el Gobierno lanzó una extensa campaña de sacrificio de visones este verano en los criaderos infectados, que se extendió en octubre debido al brote de la epidemia de coronavirus en numerosos criaderos.
El lunes, las autoridades ya habían sacrificado más de 1,2 millón de ejemplares. El Gobierno prometió compensaciones a los criadores. El sector emplea a unas 6.000 personas en este país de 5,8 millones de habitantes.
“Es un día negro para todos nosotros y para Dinamarca“, afirmó Tage Pedersen, presidente de la Asociación de Criadores de Visones, en un comunicado.
“Por supuesto, no queremos ser la causa de una nueva pandemia (…) pero la decisión del Gobierno es un desastre para nuestra industria y para Dinamarca. Se trata de hecho de un cierre y una liquidación permanentes de la industria de las pieles”, dijo.
Peligro en las granjas de visones de Dinamarca. Foto EFE
Buen alumno de la gestión de la pandemia con 729 decesos por ahora, Dinamarca se enfrenta a un fuerte aumento de casos y endureció de las medidas desde fines de octubre.
Las autoridades señalaron que el jueves anunciarán nuevas restricciones en la zona afectada por esta mutación para frenar su avance.
El rastreo de los nuevos casos en la región permitió identificar un criadero de visones como el origen de la contaminación, según las autoridades.
Desde inicios de la pandemia se registraron varios casos sospechosos de transmisión del visón a los seres humanos, en particular en los Países Bajos, donde se ha matado a más de un millón de estos mamíferos.
En España también fueron sacrificados visones en julio, pero no hubo una campaña nacional.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “en algunos casos, los visones infectados por humanos transmitieron el virus a otras personas. Fueron los primeros casos notificados de transmisión del animal al hombre“, explicó la institución a la AFP, sin pronunciarse en detalle sobre la mutación en Dinamarca.
Según la Policía, los animales deben ser sacrificados “lo antes posible”, pero no se indicó plazos.